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HUGO TOVAR MARROQUÍN, EL JOVEN APRENDIZ

Por Ricardo Puentes Melo

Octubre 10 de 2020

En octubre de 2012, después de mucho rogarle a Álvaro Uribe que rompiera relaciones con Juan Manuel Santos  -relaciones que él mantenía arguyendo que no había distanciamiento y que uribistas como Nieto y Zuluaga estaban apoyando ese gobierno-, logramos convocar a Uribe en Medellín para sacar adelante la idea de un nuevo partido que a la postre sería el Centro Democrático.

Allí conocí a Hugo. Almorzamos al otro día y hablamos sobre lo humano y lo divino. Empezó una férrea amistad que perduró ocho años exactos hasta que, el 1 octubre de este año Hugo falleció por complicaciones de varias enfermedades que, junto al COVID19 (del cual había sido diagnosticado como “negativo” pocos días antes), tuvieron ese desenlace.

Hablábamos por teléfono mínimo una vez por semana. Me manifestaba su decepción de Álvaro Uribe y el Centro Democrático, al cual se refería como “una cueva de bandidos”, y solo rescataba de allí a Rafael Nieto, de quien se desencantó en el último mes antes de fallecer.

Hugo Tovar fue un hombre honesto, un abogado brillante y un incansable luchador por Colombia. Sufrió muchas traiciones a lo largo de su vida, pero la que más le dolió fue la de Álvaro Uribe Vélez quien, tramando con su eterno asistente, Ernesto Macías, a quien Hugo no rebajaba de “tipo mediocre, ignorante y canalla que lo único notable que hizo en su vida fue pasar de cuidandero de gallinas en fincas a ser cargamaletas de Uribe, sin ser siquiera bachiller”, le cerraron las listas del Centro Democrático obligándolo a salir de allí por la puerta trasera. Una infamia

Hugo fue de los primeros en poner atención a la idea que, junto a Rodrigo Obregón y otros amigos, veníamos trabajando para formar un partido de verdadera derecha, basado en los valores absolutos morales contenidos en las Escrituras.

Así que cuando la idea avanzó, Hugo -que no era especialmente rezandero- luego de confirmar que no éramos un partido confesional sino uno con valores, se unió decididamente y con entusiasmo. “Nueva República es la única opción que le queda a este país, Ricardo, y hay que meterle toda la ficha. Yo espero a que me salgan unos procesos por ahí, y financiamos esta vaina. Hay que hacerlo o si no, a Colombia se lo lleva el diablo.

Siendo el de más edad de nosotros, fue el que mostró la disposición más emocionada para desaprender lo malo que había recogido de las teorías y cuentazos de lo que debía ser la “derecha”, para aprender lo que debía ser una propuesta política basada en valores para salvar a Colombia.

Hugo era nuestro candidato para encabezar una lista al Senado. Su experiencia, su capacidad, su rectitud a toda prueba y su energía vital lo convirtieron en el hombre ideal para dirigir esa lista. Al principio, Hugo se mostraba reticente a hacerlo, “el gobierno del Centro Democrático es una mafia muy jodida, y no nos van a dejar llegar. A mí me robaron las elecciones pasadas. Me lo dijo el mismo Registrador.”

Pero después “si nos van a robar, que nos roben… pero esta pelea hay que darla. Lo único es que tengo que mejorarme un poco de mis dolencias, Ricardo. Pero cuenten conmigo.”

No alcanzó. La combinación de males se lo llevó antes de tiempo.

Días antes, se había disculpado de no asistir a una de las reuniones que habíamos programado para el tema de Nueva República.

El 21 de septiembre se había hecho las pruebas para coronavirus. Salieron negativas. “Gracias a Dios”, dijo.

El 23 de septiembre escribió al chat del grupo de NR: Queridos amigos. Estoy hospitalizado. Resultado positivo para Covid. Y de esto me dependió la neumonía. Funcionando al 50%”

Nos dijo que podíamos llamarlo, pero muy brevemente por recomendación médica. Y anotó, respecto a las conferencias de capacitación que estamos ofreciendo en NR: “Más tarde la escucho.”

El 24 le pregunté como seguía. “Estable -respondió- Datos de hoy 10:15am. Oxigenación 97, Cardio 75. Tensión 121-51. Temp. 35.3”

Fue la última vez que respondió mensajes. Ya ni siquiera le aparecían como “leídos” en su WhatsApp. No contestaba llamadas. Nada.

Y nos dejó el 1 de octubre. El gran Hugo, el joven Hugo, el aprendiz y maestro Hugo Tovar Marroquín.

Será un irremplazable.

En Nueva República, tu casa -Hugo- tu proyecto, honraremos tu memoria y conservaremos tu recuerdo. No abandonaremos esta lucha en la que creíste y a la cual dedicaste hasta tu último aliento. Lo prometemos.

Adiós, amigo.

Hugo Tovar Marroquín, defensor de nuestro querido Ejército Nacional